lunes, 8 de octubre de 2007

El buscador

¿Te importa que cierre los ojos un momento?
Necesito dormir, desaparecer entre blandos sueños y volver donde fui feliz.
El tiempo que cuenta, es aquél que parte de nuestros instantes dorados.




[...]



Ésta es la historia de un hombre a quién yo definiría como un buscador...
Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.
Tampoco es alguien que, necesariamente sabe lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir a la ciudad de Kammir. Y así fue, lo dejó todo para marcharse a ese extraño lugar.
Un poco antes de llegar a la ciudad, vio un pequeño monte cubierto de un verde maravilloso, donde habían unos bellos árboles, lindos pájaros y frescas flores. Mientras andaba por ese precioso paisaje, fijó la mirada en una de las rocas dispersas que habían entre la hierba y no tardó en darse cuenta que estaba en un cementerio.
Leyó en una de las tumbas la siguiente inscripción:

Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Sorprendido, siguió más adelante:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses, y 3 semanas

Leyó piedra a piedra y le pareció terrible que todas las inscripciones no sobrepasaban apenas los 10 años de edad.

El cuidador del cementerio pasaba justamente por ahí cuando vio al buscador sentado con los ojos llenos de lágrimas.
Entonces el cuidador le preguntó si lloraba por algún familiar.
El chico le dijo que no, y pidió al cuidador qué terrible maldición había en ese pueblo que murieran tantos niños.

El anciano sonrió y le dijo:
-Quédese tranquilo, en este pueblo no hay ninguna maldición. Es solo que hay una vieja costumbre: Cuando un niño cumple los 15 años sus padres le regalan una pequeña liberta como la que tengo yo colgada al cuello, para que anote en ella cada vez que disfrute algo, con el tiempo que haya durado dicha felicidad.

A la izquierda qué es lo que disfrutó,
A la derecha cuando duró lo disfrutado.

Cuando alguien muere, tenemos la costumbre de coger la liberta y sumar el total de tiempo que ha disfrutado para escribirlo en su tumba.

Porque ese es para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.



*Fin de la historia*



Los cuentos pueden ser muy útiles en situaciones que necesitamos desesperadamente una moraleja.

2 comentarios:

Júlia Bagaria dijo...

Me n'he adonat que tens un estil molt particular de fer el teu blog! Escrius coses teves i hi penges fotos teves! Això sí que és genial!

PD: Aquest escrit també l'has fet tú?

Impressionant.

Júlia Bagaria dijo...

Marteta quin canvi d'imatge que ha patit el teu blog! XD T'haig de comentar una cosa força forta... Fa referència al meu blog... Ja veuràs, ja...:)