Pensar con las botas puestas

Te enredas entre los hilos pegajosos de una telaraña... Parece menos doloroso y dramático si le llamamos "amor". Permaneces ahí, quieta y silenciosa, cada vez más enganchada pero con tus dudas de querer escapar. Libertad, que astuta amiga que siempre quiere ser la protagonista... Un poco egocéntrica y todo diría yo; Siempre está en primer plano, siempre tiene uno de los papeles principales (y en mi obra, también).

...

Cuando caminas sola al lado de un canal de agua, ten por seguro que tu mente tramará un plan, el típico plan de darle vueltas a tu vida y encontrarle pequeños defectos. Ten por seguro que no encontrarás una respuesta que te garantice acabar con esos pensamientos. Preguntas que ya te habías preguntado, ha pasado el tiempo y siguen todavía vagando por los senderos de tu cabeza.

Miras el suelo y ves como un pie avanza delante del otro, y pequeñas piedrecillas se mueven con tu paso inconsciente. Tu abrigo cumple apenas su función, porqué tienes frío igualmente. El pañuelo de color marfil se tambalea de tu delicado cuello. Buscas la mirada de los vacíos transeúntes que no conoces pero por segundos adivinas su intención. A veces te sueltan algún codazo que produce una cierta rabia hacia lo desconocido (Aunque eso sólo pasa en la multitud de la ciudad)

Si caminas acompañada, a veces sientes la misma soledad... Llegando a la conclusión que un alguien no siempre hace la compañía. Con eso, prestas menos atención a tu desatendida presencia, y te aproximas a su brazo.

*Dos figuras se apresuran en la negra noche porqué se hielan el cuerpo, dos figuras en silencio, pero entre soplos de frío se van perdiendo en la oscuridad.

Que precioso estaba mi jardín de colores otoñales...